Como este blog se está convirtiendo en un desahogo para mi, hoy os voy a contar un poco sobre la situación que estamos viviendo en casa, ya que las vacaciones se me han alargado y la semana pasada se me pasó por completo actualizar el blog.
Mi peque ya tiene dos años y medio y por las noches llevo bastante mal lo de dar teta. Vamos, que tengo una agitación de caballo y a veces lo paso fatal y se me pasan por la cabeza pensamientos horribles. La agitación es algo común en lactancias ininterrumpidas, porque prolongadas no me gusta llamarles. «Prolongadas», como si fuera algo extraordinario o fuera de lo común. No amiguis, la lactancia debería durar lo que madre y bebé quieran, sin echar el contador. Pero lo echamos, como sociedad todavía lo echamos y amamantar más allá del año parece una aberración, un maltrato. Pero bueno, vamos a lo que vamos, que me enciendo y me pierdo.
En fin, que la agitación por amamantamiento es muy común que aparezca a estas alturas y a mi me va y me viene, y cada vez que me viene quiero destetar, sobre todo por la noche. Pero no es fácil, destetar nunca es fácil y, si es la madre la que toma la decisión, menos. Aunque con dos años y medio ya más o menos te entienden, no es fácil arrebatarles aquello que conocen mejor que nada y tú, su amor más grande, has decidido quitárselo. Y no lo entienden y no saben aún como gestionar esa frustración y malestar.
Si que es verdad que los 2 años empiezan a ser una edad complicada por lo que a desarrollo se refiere, y claro que está que quitarles aquello que más les consuela acaba derivando en un duelo. Y aunque sea la madre la que lo decida, pasa un duelo igual. Hay que estar muy segura y tomar la decisión en firme porque si no, te pasa como a mi. Que ya has destetado dos veces sigue tomando bastante más teta de lo que quisiera.
Esta noche si que hemos resuelto un despertar doble sin teta, la verdad, pero tampoco sabría decir si ha mamado más porque se que muchas veces lo hace y ya ni me entero, alguna ventaja tendría que tener esto de tener experiencia.
Total, que como mi convicción no fue suficiente decidí formarme como especialista en destete, porque es una etapa bastante olvidada de nuestros peques y creo que es necesario tratarla con tacto, mucho amor y herramientas que se adapten para cada familia (Y para ver si de una vez era yo capaz de destetar por la noche para no tener estos dolores de espalda tan molestos, que son ya más de 13 quilos lo que pesa la chiquilla).
Y algo que he aprendido, con la formación y la experiencia, es que no lograr destetar a la primera (o a la segunda o la tercera) está bien. Y está bien pedir ayuda.

Si llegas aquí por curiosidad, desesperación o lo que sea, no dudes en contactar conmigo, hablemos.
Te acompaño si lo necesitas.
¡Un abrazo!