Tengo un recuerdo muy nítido ligado a un sentimiento de culpa muy fuerte. En mi casa, mi padre, era muy amante de los libros, de TODOS los libros. Y lo digo en mayúsculas porque en mi casa había desde la enciclopedia de lo paranormal hasta libros de plantas medicinales, clásicos de la literario de todos los géneros o libros infantiles que yo leía sentada en un armario.
El recuerdo nítido es el una pequeña recopilación de fichas plastificadas, con una encuadernación roja, llamada Plantas Medicinales. La culpa es por haberme desecho de el hace unos pocos años en una limpieza de estas que aprovechas que te vas a mudar.
Recuerdo consultarla más de una vez y recuerdo que desde entonces más de una vez he intentado encontrarla, sin éxito, buscando en sitios de segunda mano. Hoy en día tenemos internet y un montón de información sobre este tema, pero ahora que llevo una temporada investigando el mundo de los aceites esenciales como herramienta para acompañar la maternidad, el parto y el bienestar familiar, me doy cuenta de que me encantaría tenerlo. Parece que aún siento el olor de esas portadas, una mezcla de polvo y tinta que me transporta a mi niñez y a las horas entre libros que pasaba.
Ya de siempre he sido un poco «hierbas», como me decían en el trabajo, pero en las infusiones y en ingredientes naturales he encontrado siempre bienestar, así que ahora añado los aceites esenciales para esta nueva etapa y poder así ofrecer un abanico más amplio en los acompañamientos, que al final cada uno de ellos son únicos como las familias que los solicitan.
Mañana en Instagram hablaré un poco sobre los aceites esenciales que son seguros durante el embarazo así que si no quieres perdértelo aquí dejo mi cuenta.
¡Feliz semana!