Un año más, un año menos.

Parece que cuando acaba el año, de un día para otro todo mejora. Tenemos muchos propósitos, buenas intenciones y ganas de que nos invada un poder sobrenatural que nos dará la fuerza de voluntad para hacer aquello que el año pasado nos quedó pendiente.

Pero no, amigas, ya me vais a perdonar si me convierto en la bloguera un poco Grinch, pero no funciona así. Ojo, que me encantaría que fuese así, levantarme el día 1 de enero y pesar 15 quilos menos, tener más fuerza de voluntad y un cerebro más gordo para encontrar la manera de infundir responsabilidad a toda la población para evitar una séptima ola del dichoso bicho. Ojalá 2022 sea un año mejor, de verdad, pero el cambio nunca se da de un día para otro.

Pero como este es el último post del año voy a dejar la reflexión chunga de los dos párrafos anteriores en eso, en una pequeña reflexión. Y al 2021 le quiero agradecer todo lo aprendido, la gente maravillosa que ha aparecido, la gente que ha permanecido y los que han seguido su camino. También recordaré con cariño este año, que es en el que me he embarcado al 100% en el proyecto de «La Resisteta». Ser asesora de lactancia y doula en estos tiempos esta siendo difícil, y podría ser que tenga que abandonar el barco si no acaba de despegar, pero me siento orgullosa de mi misma.

Y creo que eso es lo más importante nuestro camino, sentirnos orgullosos de todo lo que en el hemos intentado, de lo que hemos conseguido y de lo que no. En fin, no me voy a poner mucho más reflexiva, porque me he prometido que los post de este blog iban a ser concisos y fáciles de leer, y como siga esto no habrá quien lo pare.

Así que os dejo una foto monísima que le hicieron a mi peque para esta navidad y un abrazo enorme. Que paséis una noche vieja tranquila, llena de amor y de ilusión.