Esta semana me ha pillado el toro, no lo voy a negar.
El puente de tres días maternando full time me ha dado un margen ajustado de recuperación. Antes de que entre el fin de semana tengo que hacer varias cosas, a algunas de ellas ya se que no llegaré. A pesar de que no he parado, he editado y programado unos cuantos vídeos para Youtube, preparado posts para Facebook y revisado un par de calendarios editoriales de Instagram, aparte de las tareas de casa como doblar la colada, ordenar la zona de juegos y organizar la comida y el menú de la próxima semana, siento que no he hecho nada.
Esta culpa que nos cargamos, o que nos carga el patriarcado profundo en el que aún vivimos, me hace pensar en todo el camino que hay por recorrer. Muchas veces se habla de que nos cuidemos para cuidar, de los autocuidados, del tiempo de calidad… pero, ¿No tendría que ser eso parte fundamental de nuestra propia individualidad? Quiero decir, tener tiempo para darte una ducha, para ir a la peluquería, tomarte un café con una amiga o leer algo en silencio, no tendría que ser un privilegio.
Vivimos en una sociedad en la que corresponsabilidad y conciliación son todavía una utopía y en la que a las mujeres nos han vendido que lo que está bien es lo que nos digan, que en este caso es volver a trabajar a los cuatro meses y quieren que trabajemos como si no maternásemos y que maternemos como si no trabajásemos. Y es no es posible amigas.
Esto también nos discrimina laboralmente y son las madres las que se toman excedencias o piden reducciones de jornada para poder sostener a sus crías hasta que estas pueden tener una autonomía determinada que nos dicta la sociedad. El pez que se muerde la cola o el patriarcado que nos pisa los talones.
Todo mal. ¿Qué queréis que os diga? Todo mal, fatal.
Y, de forma más personal, os contaré que siento culpa. Siento culpa por estar intentando arrancar este proyecto, por llevar a mi hija a la escuela infantil unas horas, para poder dedicarle alguna a «La Resisteta» , aparte de gestionar la logística del hogar ya que «no trabajo».
Os contaré que en Agosto de este 2021 me quedé en el paro, después de 13 años en la misma empresa. 13 años cumpliendo rigurosamente, perdiendo días de vacaciones de forma anual, asumiendo responsabilidades que no me correspondían y vulnerando mis propios derechos como trabajadora. Liberarme de esta situación me ha ayudado mucho a intentar dedicarme al 100% al acompañamiento. Y eso también me hace sentir culpa, por poder permitírmelo.
Pero, ay amigas!, el acompañamiento. Cobrar por hacer algo tan vocacional…
Mujer, ¿Cómo vas a cobrar por algo vocacional, que ya has hecho antes de forma gratuita, algo tan natural como estar al lado de mujeres pasando por experiencias que ya has vivido y conoces?. Pues sí, mi intención es dedicarme de forma remunerada a esto. Al 100%. Porque me formo constantemente y me actualizo, no es solo que mi lactancia fuese un éxito, con sus baches, o que mi crianza este siendo de aquella o de otra manera, no. Es mucho más que eso, es tiempo, inversión en recursos, formación.
Porque me lo merezco. Igual que todas las profesionales que conozco.
Nos lo merecemos.